El papel de la cultura y la literatura en la
educación: del siglo XIX al siglo XXI
Alicia Mella
El contexto
social es el de un país que se inscribe en una política de “orden y progreso”,
y con la filosofía del positivismo en boga. Argentina es un país que les abre
las puertas a los inmigrantes y crece demográficamente. Se basa en el modelo
agroexportador que le permite crecer
económicamente. No hay que dejar de mencionar que este “orden y progreso” se
debe en gran medida a las políticas de Sarmiento (pensando en la dicotomía que
él planteó de “civilización o barbarie” en su Facundo) que pensaba en una Argentina civilizada, urbana y con una
educación estandarizada; y Roca, que se encargó de “llevar el progreso al
desierto”, con la Conquista del Desierto, entre 1878 y 1885, a fuerza de armas
para poner en pie colonias que más adelante se convertirían en las actuales
ciudades patagónicas. El progreso, entendido así, llegaría sólo al exterminar a
la barbarie, al Otro, al diferente, al que no está civilizado. De esta manera,
en nombre del progreso, se produjo el genocidio de miles de personas del pueblo
mapuche. En el plano simbólico también había que eliminar al Otro: al
inmigrante. Había que borrar las diferencias. Es por eso que imperaba la
necesidad de forjar una identidad nacional, y la escuela se encargaría de
cumplir ese rol, junto a intelectuales y productores de cultura que se
alineaban políticamente. No obstante, al margen de ese proyecto de país, habían
otras experiencias educativas y de identidades contra-hegemónicas, como las
escuelas anarquistas o pertenecientes a comunidades de inmigrantes.
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“Sin pan y sin trabajo”
(1892/1893), de Ernesto de la Cárcova
El caso De
paseo en Buenos Aires, de López de Gomara
No es casual que
la obra de López de Gomara, De paseo en
Buenos Aires, viera la luz en 1889, y fuera estrenada en 1890. En esta obra
teatral se percibe un gran optimismo por parte de los personajes, que ensalzan
los valores del trabajo, el progreso y el patriotismo. Sin embargo, hay que
considerar el hecho de que Argentina en estos años atravesaba una gran crisis
económica, debido a deudas externas impagas, fuertes aumentos de los precios
por parte de los comerciantes, desocupación, huelgas, etc. Miguel Juárez Celman
era el entonces presidente, cuñado de Julio Roca, y pesaban sobre él numerosas
denuncias de corrupción y autoritarismo. Su gobierno terminó tras renunciar a
su mandato luego de la insurrección cívico-militar del 26 de julio de 1890 congeniada
por la Unión Cívica. La Unión Cívica se formó el día 13 de abril con amplios
sectores opositores al gobierno, y la obra De
paseo en Buenos Aires se estrenó el 28 de abril, ¿simple casualidad? Tal
vez, pero sin duda esta obra le dio un poco de aire al gobierno en crisis,
sobre todo si tenemos en cuenta que según El
Diario fue un éxito rotundo, ya que tres días antes de su estreno las
localidades ya se habían agotado.
Según López de Gomara,
su pretensión era mostrar la realidad en
cuadros y costumbres de la vida diaria de los tipos argentinos. El eje
principal de De paseo en Buenos Aires
se centra en las andanzas del personaje principal, el Conde del Tupe, que pasa
de ser un embustero (engaña a todos con una onza de oro, para no pagar nada) a
ser un hombre honrado y trabajador que se ha regenerado gracias a la ayuda de
Don País que le ayuda a conseguir trabajo. Don País y otros personajes como La
República Argentina, La Ganadería, La Agricultura y la Viticultura, entre
otros, son representaciones alegóricas que presentan a Argentina como un país
que progresa y crece. La política se mete así de lleno en el teatro. Esta no es
la única obra de López de Gomara que produce en la misma línea; además escribió
Gauchos y gringos, Amor y Patria, pero también Valor Cívico que escribió luego del
levantamiento de 1890, entre otras.
El
trabajo, el progreso y el patriotismo como lineamientos políticos para la
formación de la ciudadanía
Partiendo de mis lecturas, puedo
arrojar la hipótesis de que el trabajo, el progreso y el patriotismo son tres
grandes lineamientos que atraviesan toda la obra de De paseo en Buenos Aires. La cuestión del trabajo aparece en torno
al Conde, que siempre ha sido un embustero al que no le gusta trabajar.
Entonces aparece el personaje de Don País, que en sus diálogos expresa el valor
del trabajo, que se relaciona también con la honradez:
No
rebaja la labor,
por
el contrario, enaltece. (Gomara, [1889], 2009:
267)
Más adelante dice:
Dejémonos
de ilusiones.
No
hay ya nobleza en la cuna,
en
el nombre, en la fortuna,
sino
en las buenas acciones.
Así
este país lo entiende
y
vive rico y contento. (Gomara, [1889], 2009:
268)
Luego afirma:
Con
quien persevera
con
fe y honradez
la
tierra argentina
nunca
ingrata fue.(Gomara, [1889], 2009: 269)
Entre
usted en esta tienda.
El
país le paga un traje;
pero
para que trabaje,
y
humilde para que aprenda. (Gomara, [1889], 2009:283).
Aprendiendo
para siempre
que
aquí no medra la farsa
y
solo prospera quien
honradamente
trabaja. (Gomara, [1889], 2009: 299)
El Conde se muestra arrepentido de
su antigua vida y reconoce que:
¡Dos pesos! Que placer dan
logrados
honradamente.
¡Qué
hermoso es ganarse el pan
con
el sudor de la frente! (Gomara, [1889], 2009:
286).
Además al finalizar el autor
incluye un gran telón con la palabra TRABAJO, para reforzar más aún la
importancia de este lineamiento.
Por otro lado,
el discurso sobre el progreso de la Argentina se encuentra en boca, no solo de
Don País, sino también de otros personajes menores como los “frutos del país” y
las industrias argentinas: la ganadería y la agricultura en primer lugar, por
el modelo agroexportador de la época; la viticultura, el cigarrillo, la pasa,
la cerveza, el fósforo, el papel, la cristalería, la repostería, la fábrica de
paños, el azúcar, etc. El autor de la obra hace desfilar a estos personajes que
estarían mostrando lo que supuestamente sería lo mejor que posee nuestro país.
No escatima esfuerzos en nombrar incluso marcas reconocidas hasta el día de
hoy, como Bagley, o Estrada. Es paradigmática la inclusión de Estrada, teniendo
en cuenta el posicionamiento, liberal económicamente y clerical, que
históricamente ha tenido esta editorial hasta nuestros días, y que ha
contribuido también en la formación de ciudadanía.
Por último me refiero a patriotismo como lineamiento
político presente en la obra, aunque no se encuentre explicitado, ya que casi
todo el tiempo se hace una exaltación por todo lo referido a lo nacional. Quizá
donde mejor se demuestra esta exaltación es en el discurso que da la mismísima
República Argentina (Gomara, [1889], 2009: 299), que entra tras los acordes del
Himno Nacional. También el final con el baile de las provincias y sus escudos,
en un pabellón celeste y blanco, refuerza la idea de patriotismo e identidad
nacional.
Venid
hermanos leales
Los inmigrantes, que son parte de
la escena nacional, tras las grandes oleadas inmigratorias de la época, también
aparecen reflejados en la obra De paseo
en Buenos Aires. Aparece: un cantante italiano y uno francés, una cantante
francesa, un gallego, inmigrantes y colonias extranjeras. Es interesante notar
que a escena entran, en la escena XIII, todas las colectividades extranjeras,
pero solo toma la voz un gallego, que en su discurso se muestra agradecido con
la República Argentina, y señala que “queremos todos tu bien” (Gomara, [1889],
2009: 302). Luego el personaje de la República Argentina afirma:
Venid
hermanos leales,
para
mí no hay extranjeros.
¡Son
de mi ley en los fueros
todos
los hombres iguales! (Gomara, [1889], 2009: 303).
No obstante, no todos los hombres en Argentina eran
ni son iguales. En general la imagen del inmigrante que se construye es la de
uno conforme, contento, que ama a Argentina y ayudará a construir este país a
base de esfuerzo. Lo que no se muestra es la gran cantidad de inmigrantes
desocupados, y el clima de crisis y disconformidad que había por entonces, en
donde las grandes huelgas y movilizaciones la mayoría de las veces eran
impulsadas por inmigrantes, que traían de Europa las ideas anarquistas y
socialistas que tuvieron su auge hasta la década del 10. El desorden no entra a
escena. Pareciera que todo debe ser orden y progreso, y terminar con un gran
baile.
¿Las
mujeres argentinas…ángeles del cielo son?
Al principio de la obra podemos
encontrar una escena donde un yerno pelea con su suegra, y le dice a un oficial
que “saliendo la reviento y lo poco que me queda me lo gasto en el entierro” (Gomara,
[1889], 2009:217). En tono cómico se avala la violencia hacia las mujeres. Más
adelante hay una escena de una negra y un negro, donde la negra tiene un hijo
blanco, es decir que se representa a la mujer como infiel y engañadora. En la
escena XIV, un coro de corredores de bolsa dice jocosamente que “Y quien a su
suegra quiere hipotecar yo creo podérsela también colocar.” Es decir que se
construye una imagen negativa sobre la mujer, con posicionamientos machistas.
Luego, en boca de Don País, se da una concepción de la mujer argentina como
virtuosa, pero no deja de ser parte del imaginario nacionalista que plantea que
“tenemos las mujeres más lindas del mundo”:
Desilusiones,
porque
aquí no se usa el dote.
Las
mujeres argentinas
con
su robusta salud,
su
hermosura, su virtud,
y
sus facciones divinas
tienen
bastante tesoro
para
hacerse idolatrar
y
no necesitan dar,
para
que las quieran, oro.
Ángeles
del cielo son,
llenas
de dulces encantos
que
pueblan de hogares santos
mi
venturosa nación.
Y
si grande el pueblo es
y
eleva a la patria altares
es
que forma sus hogares
el
amor, no el interés.
Esta concepción, por supuesto, deja por fuera a
aquellas mujeres que no formaban hogares, y también parece excluir a aquellas
que físicamente no concuerdan con la descripción de “facciones divinas”.
Pienso, por ejemplo, en las aborígenes o en las trabajadoras que dejaban la
vida (metafórica y a veces literalmente) en las fábricas. Todas estas mujeres
no constituían en el imaginario de López
Gomara la idea de belleza. No parece referirse a ellas cuando habla de “Ángeles
del cielo”.
La
verdad metida en prensa… ¡hágame usted el favor!
Justo S. López de Gomara, en boca
de un vendedor de diarios, hace referencia a muchos de los diarios de la época:La Nación, La Prensa, La Patria, El Porteño,
Standard Herald, Correo Español, Patria Italiana, El Censor, Courrier de la
Plata, Deutsche Roma, Figaro, La Unión, La Nazione, L´Operaio, El Nacional, El
Diario, Sud América, La Voz de la Iglesia, El Globo, El Río de la Plata.
Para empezar, la gran cantidad de opciones de diarios para leer nos habla de un
mercado de lectura novedoso para la época, de diarios realizados por gente de
numerosas nacionalidades (argentinos, italianos, españoles, ingleses,
franceses, etc) e ideologías (liberales tanto ateos como clericales,
anarquistas, etc). Esta gran cantidad de diarios y periódicos eran impresos en
las tres únicas imprentas que había en Buenos Aires, y eran publicaciones
caras. Generalmente se publicaban pocos números y de una tirada muy limitada.
En este contexto comienza la profesionalización de los escritores, que empiezan
a cobrar por lo que escribían. De hecho, Justo S. López de Gomara fue el primer
autor de teatro argentino que cobró un porcentaje por la presentación de su
obra teatral De paseo por Buenos Aires,
marcando un antecedente, y dejando en claro la importancia que le daba a los
derechos de autor y al tema de la profesionalización del escritor.
Es llamativo,
además, que aparezca esta extensa lista de diarios, porque uno tendería a
pensar que si nombra a todos estos diarios por su nombre debe ser con el fin de
hacerles publicidad, para ganarse la simpatía de la prensa o un lugar en sus
páginas. No obstante, acto seguido, hace una crítica en clave de humor a todos
los diarios, diciendo que tanto aquellos que están a favor del gobierno, como
aquellos que están en contra, faltan a la verdad (Gomara, [1889], 2009: 232). Es
interesante la crítica a los diarios que hace Gomara teniendo en cuenta que en
aquellos años los diarios no tenían la masividad que tienen hoy, no constituían
un cuarto poder como la prensa actualmente, pero ya en aquel entonces resultaba
cuestionable la veracidad de la información.No solo esto sino que generalmente
quienes tenían la posibilidad de publicar poseían un cierto poder en la época y
se producían enfrentamientos entre los bandos de los diferentes diarios,
llegando a haber atentados que obligaban a la desaparición de publicaciones,
que tenían una duración efímera.
La
vida tiene algo de teatral: la identidad
“La vida tiene algo de teatral”:
esas son palabras del personaje Diego de De
paseo en Buenos Aires(Gomara, [1889], 2009: 293). Seguramente López de Gomara
conocía el tópico de la vida como teatro
que enseguida nos remite al español Calderón de la Barca y su obra El gran teatro del mundo. ¿Y por qué la
vida tendría algo de teatral? Porque en el teatro los actores cumplen papeles y
en la vida cumplimos papeles también, roles, para los cuales es necesario saber
qué decir. Las identidades pueden ser entendidas entonces como construcciones
de papeles, o llevándolo más al límite, “ficciones narrativasque nos dan un
sentido de permanencia en el tiempo y de pertenencia a grupos determinados, que
se construyen a través de la historia” (Dussel, 2004: 310).
Stuart Hall
plantea el tema de la identidad como un concepto que puede ser deconstruido,
siguiendo el punto de vista de Derrida. Es decir, que funciona “bajo borradura”
(Hall, 2005: 13). La identidad sería una idea que ya no se puede seguir
pensando como se pensaba en la modernidad, pero que nos sirve para pensar
ciertas cuestiones porque no contamos con otros conceptos que la remplacen. Por
otro lado, Hall también plantea que la cuestión de la identidad puede debatirse
en torno a la política. Sobre todo lo piensa en torno a las formas modernas de
movilización política y las distintas políticas identitarias, como pueden ser los
movimientos por los derechos de la diversidad sexual, de mujeres, de etnias,
etc.
Hall plantea que
la identidad no es un yo de núcleo estable ni mucho menos un yo colectivo,
impuesto artificialmente, mediante la educación y la cultura, y los discursos
que nacen de allí, institucionalizados. Él afirma que las identidades se
encuentran cada vez más fragmentadas. Esto contrasta con la idea de identidad
nacional, fuerte y homogénea que pretendía ser implementada desde los gobiernos
liberales en nuestro país al momento de estrenarse De paseo en Buenos Aires. El autor sostiene que:
“Precisamente porque las
identidades se construyen dentro del discurso y no fuera de él, debemos considerar
las producidas en ámbitos históricos e institucionales específicos en el interior deformaciones y prácticas
discursivas específicas, mediante estrategias enunciativas específicas.” (Hall,
2005: 18).
También afirmará
que las identidades se construyen en relación con el Otro, a través de la
diferencia. El Otro aparece en nuestro discurso, por acción u omisión. Esto es
lo notable al leer obras como De paseo en
Buenos Aires, donde el Otro es construido en base a la mirada del autor,
que jamás será una mirada ingenua, apolítica o sin posicionamientos ideológicos
que subyacen. Por el contrario, en el discurso se observan relaciones de poder,
donde existen exclusiones y polarizaciones, y donde un polo es un mero
accidente, mientras que el otro es legitimado. En este trabajo traté de hacer hincapié
en aquellas alteridades que cuando aparecen lo hacen siempre “domesticadas”,
“civilizadas”, como los inmigrantes y trabajadores “honrados”(los que no
protestan, los que son leales). Las mujeres, del mismo modo, aparecen siempre y
cuando sean esas mujeres virtuosas, buenas amas de casa, de belleza prototípica;
y cuando las mujeres se quejan aparecen, pero ridiculizadas.
Por fuera de la
obra queda el Otro que está en el extremo, el Otro que es el peligroso, que es
el que atenta contra “el progreso”: los inmigrantes que traían ideas radicalizadas
como los italianos y españoles anarquistas, las mujeres que cada día se
incorporaban al mundo del trabajo, y todos aquellos hombres y mujeres
disconformes con la situación política y económica del momento, todos aquellos
que unos meses más tarde, serían parte de la que se conoce como la “Revolución”
del 90. Como expresa Dussel:
“Este “afuera” es lo que se congela
como otredad, como alteridad irreductible, y lo que en la mayoría de las
culturas políticas se identifica como “maldad”, “subversión”, o el “enemigo”.” (Dussel,
2004: 309).
Cultura
e identidad en la escuela: del siglo XIX al siglo XXI
Actualmente se da un debate acerca
de la crisis de cultura e identidad, que parece estar marcado por la
globalización y el debilitamiento de los Estados (Cuche, 2004: 105), cuestión
que se expresa también en Argentina, a través de los productos de cultura y en
el campo de la educación. Denys Cuche plantea que la identidad cultural es
aquella que nos permite diferenciar entre un ellos y un nosotros, basado
en la diferencia cultural(Cuche, 2004: 106).
La
Argentina se inscribe en la historia de los Estados modernos, que al formarse
se hace cargo de la tarea de instaurar una identidad, a través de controles y
reglas rígidas. Según Cuche el Estado moderno tiende a tener una sola identidad
cultural, pues no acepta que haya otras para la identidad nacional. En algunos
casos existe un margen de pluralidad cultural, pero siempre es una sola cultura
la que goza de prestigio. Esto podría conducir a la ideología nacionalista,
produciendo exclusiones étnicas. Estos presupuestos ideológicos son los que
parecen estar detrás de la obra De paseo
en Buenos Airesde López de Gomara.
Según Inés Dussel,
lo que sucedió en ese contexto social, donde imperaban políticas liberales, fue
una “ficción de equivalencia” (Dussel, 2004:314) y una suspensión de
diferencias, según la cual todos aparentemente eran iguales, y entonces para
ser seres nacionales había que abandonar las particularidades, localismos,
lengua extranjera, etc. Aunque no siempre fue así, ya que en especial los
inmigrantes pero también los pueblos originarios, tenían sus propias culturas,
que se mezclaban con la nueva cultura argentina. Como lo explica Cuche: “Los
encuentros de los pueblos, las migraciones, multiplicaron estos fenómenos de
identidad sincrética” (Cuche, 2004: 116). Es decir que no debe entenderse la
identidad como algo monolítico o no sujeto a cambios, sino en constante
construcción.
En este sentido
cuando se piensa en identidad nacional, a falta de otro concepto, es necesario
contemplar los aportes culturales que han traído, en especial, los inmigrantes
a nuestro país. Paradójicamente, no puede pensarse la identidad nacional sin
tener en cuenta al extranjero. Otro tanto ocurre con los pueblos originarios.
No puede pensarse en la identidad nacional sin tener en cuenta al Otro (¿y a la
Otra?). Es necesario reflexionar en estas cuestiones a la hora de encarar la
formación ciudadana en las aulas, ya que como se ha demostrado, incluso los
productos de la cultura que circulan fuera de la escuela, como las obras de
teatro, nos permiten pensar lineamientos políticos, que en muchos casos pueden
no coincidir con lo que pretendemos enseñar. Es por eso que debemos prestar
mayor atención a la hora de hacer las selecciones de la cultura que llevaremos
al aula.
En la obra
analizada vemos que hay un discurso fuertemente localista y patriota, y un
esfuerzo consciente por parte de Gomara por diferenciarse de la literatura
española y por forjar una literatura argentina. Sin embargo, a pesar de querer
diferenciarse de la literatura española y colonialista, Gomara cae preso de sus
concepciones. Él escribe como argentino, en oposición a la literatura española,
pero también escribe como hombre, blanco, civilizado y de cultura occidental,
liberal ideológicamente, y en este sentido toma partido, y excluye o presenta
de manera negativa a sectores de la sociedad como mujeres e inmigrantes.
Actualmente, a
diferencia del siglo XIX, nos encontramos con que la cantidad de alumnas es
similar a la de alumnos varones. Además es notoria la presencia de población
inmigrante, sobre todo de países como Bolivia, Chile o Paraguay. También nos
encontramos con chicas y chicos pertenecientes al pueblo mapuche; y empieza a
haber más aceptación a quienes se identifican como no heterosexuales. Quizá lo
que une a todos estos jóvenes que están formando su identidad, es que todos
pertenecen a la clase baja, son hijos de trabajadores que asisten a la escuela
pública. Es por todo esto que considero que un criterio para seleccionar
lecturas es apostando por una literatura respetuosa de la diversidad, y que en
las escuelas se lea y produzca literatura que muestre y a su vez ayude a formar
los discursos e identidades que los poderosos y las clases altas siempre han
querido silenciar para seguir hegemonizando la cultura.
Bibliografía
Específica
Cuche, Denys. 2004. La noción de cultura en las ciencias sociales. Bs. As: Nueva
Visión.
Dussel, I. 2004. “Inclusión y exclusión
en la escuela moderna argentina: una perspectiva postestructuralista” en Cadernos de
Pesquisa, v. 34.
Hall, Stuart. 2005. “Introducción;
¿quién necesita identidad?” en Cuestiones
de identidad cultural. Barcelona,
Ariel.
López de Gomara, Justo S., [1889],2009.
“De paseo en Buenos Aires” en Antología
de obras de teatro argentino. Desde sus orígenes a la actualidad, de
Beatriz Seibel. Bs. As. Inteatro.
Bibliografía
de consulta
Camarero, Hernán. 2014. “El anarquismo
en los orígenes del movimiento obrero argentino” en Ideas de Izquierda Nº 8. Bs. As.
D’Atri, Andrea. (ed) 2006. “Carolina
Muzilli” en Luchadoras. Historias de
mujeres que hicieron historia.Bs. As. Ediciones IPS.
“Juana RoucoBuela” en Luchadoras. Historias de mujeres que hicieron
historia.Bs. As. Ediciones IPS.

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